En la actualidad, con la aparición del nuevo coronavirus, los epidemiólogos no dejan de insistir en que es mejor limitar el contacto físico para ayudar a prevenir la enfermedad y la Organización Mundial de la Salud (OMS) enfoca sus directrices a reducir tanto como se pueda el contacto físico con otras personas y a mantenernos al menos a un metro de distancia entre nosotros.
Esto hace que evitemos el contacto físico, pero no que dejemos de desear tenerlo. Ahora las interacciones deben ser de otra forma para mantener nuestra seguridad y la de los demás ante un posible contagio.
Necesitamos tocarnos, abrazarnos, besarnos. El tacto se considera el primer sentido que adquirimos y la piel nuestro órgano sensorial más grande. Un simple abrazo puede llegar a satisfacer una amplia gama de necesidades emocionales y físicas de las que muchas veces no somos conscientes.
Pero no podemos y no sabemos hasta cuándo durará. ¿Cómo podemos sobrellevarlo sin que nos pase una factura emocional?:
- Debemos ser conscientes de que es una situación temporal: aunque no sabemos con exactitud cuánto durará todo esto, lo que debemos pensar es que poco a poco las muestras de afecto irán reapareciendo sin que ello suponga un riesgo.
- Debemos saber que tenemos la capacidad de restringir nuestras muestras de afecto a través del tacto, es algo que hemos aprendido durante esta pandemia y que al principio nos parecía imposible. La capacidad de adaptación del ser humano es inmensa. Y más, la de nuestros mayores, que tienen muchas experiencias acumuladas.
- Reforzar el contacto dentro de la unidad de convivencia: cuando salimos tenemos que mostrarnos más distantes con la gente de fuera. Pero en la unidad de convivencia, en nuestro caso en la residencia, el personal del centro mantiene ese contacto físico con los residentes, en las atenciones diarias que se les da, siempre cumpliendo con medidas preventivas. Somos un apoyo emocional para nuestros residentes en los momentos difíciles e intentamos en la medida de lo posible cubrir esa necesidad esencial ya que ese contacto físico es el único que tienen.
- Explicar a los residentes la situación: durante toda la pandemia, se les ha explicado a los residentes en un lenguaje claro y fácil cómo tienen que comportarse y por qué es importante mantener el distanciamiento social.
- Aceptar que no nos podemos tocar: es un proceso que debe trabajar cada uno y nuestros residentes con la ayuda de todos los profesionales del centro.
- Potenciar el lenguaje verbal y no verbal: la comunicación es el intercambio de información, ideas y emociones e implica enviar y recibir mensajes, como mecanismo de relación entre las personas. El lenguaje no verbal representa el 80% de la comunicación entre las personas, mientras que la palabra representa tan sólo el 20%.
Todos los profesionales de la Residencia Los Balcones, somos conscientes y conocedores de la necesidad de cubrir esta carencia de contacto físico. Durante la pandemia, hemos reforzado otras maneras de transmitir emociones, mediante la música, mediante charlas, videollamadas, expresión de sentimientos… para paliar en la medida de lo posible las consecuencias de esta carencia de contacto físico a la que nos vemos obligados.
En el próximo artículo, profundizaremos en el lenguaje verbal y no verbal y haremos especial hincapié en la comunicación con aquellos residentes que debido a su deterioro tiene muy limitada la capacidad de comunicarse.
A la vez, subiremos a nuestra web, artículos sobre las actividades desarrolladas que realizamos, para reducir el impacto emocional que supone la privación del contacto físico al que nos vemos obligados.